sábado, 3 de abril de 2021

La batalla de Los Ángeles, 1942. El ejército de EEUU contra un invasor desconocido

La madrugada del 25 de Febrero de 1942 los ciudadanos de Los Ángeles iban a verse sorprendidos por algo inusual y desconocido que invadía el cielo de su ciudad, sobrevolando la costa con total impunidad. ¿Un dirigible?, ¿varios aviones? El caso es que por más que las baterías antiaéreas dispararon contra el intruso nada pudo derribarlo. Y así como llegó se fue. Al final de la guerra los japoneses afirmaron que ellos no habían tenido nada que ver...

Recorte del diario Los Angeles Times donde se muestra la imagen del intruso aéreo y varios ejemplos de los daños causados por la metralla.
 

En Febrero de 1942 los EEUU llevaban poco más de 3 meses inmersos en la Segunda Guerra Mundial. El ataque japones a Pearl Harbor había desatado una auténtica histeria, en la que muchos llegaron a temer no solo ya que el imperio del Sol Naciente invadiera Hawai, si no que se produjera también algún ataque en la costa del Pacífico norteamericano. San Francisco o Los Ángeles podrían ser los puntos que los japoneses seleccionasen para otro mortífero y definitivo ataque. Un batallón del ejército de EEUU incluso se desplegó en las instalaciones de Disney en Burbank, Hollywood. Aunque lo parezca, el pánico no era algo irracional o fuera de lugar. El día anterior el submarino japonés I-17 había efectuado un ataque a una refinería de petróleo cerca de Santa Bárbara, también en California, y unos meses más tarde los japoneses llegarían a pisar suelo norteamericano en las islas Aleutianas, Alaska.

Pero aquel día por la tarde no aparecieron submarinos o aviones pintados de blanco con el sol naciente en las alas, si no que lo que hizo saltar las alarmas fueron luces y destellos de origen desconocido. A pesar de esos avistamientos, la normalidad parecía volver pasadas las 22:00. Todo parecía haber sido producto de la histeria y la situación de alerta. Aunque aquella calma no sería nada más que el preludio del caos que irrumpiría unas horas más tarde en el cielo de Los Ángeles.

Las sirenas de alerta anti-aérea comenzaron a sonar de nuevo por toda la ciudad a las 2:25 de la madrugada. Acto seguido, Los Ángeles quedó sumida en la oscuridad del forzoso apagón que conllevaba la alerta aérea nocturna, con la aguda y estresante sinfonía de las sirenas chillando de fondo anunciando la llegada de un peligro aéreo. El aviso también se entregó al 4th Interceptor Command, o lo que es lo mismo, el 4º Mando de Intercepción, una de las unidades aéreas de defensa del territorio de los EEUU. Oficialmente los pilotos no llegaron a despegar, aunque en cambio, el informe de la cadena de radio CBS habla de que los aviones de la defensa si sobrevolaron Los Ángeles. Si los pilotos hicieron contacto o no con el intruso, ninguna fuente oficial lo confirmó en la época o después.

Reporte de la época de la cadena CBS.


Al mismo tiempo que las sirenas también se activaron los potentes focos de busqueda de la defensa antiaérea, que proyectaron sus enormes haces de luz en la noche buscando aviones enemigos. Los testigos aseguraron ver uno o varios objetos en el cielo, mientras que otras versiones afirmaban que se trataba de un dirigible. De nuevo, atentiendo al informe de la CBS, los focos de busqueda lograron centrarse sobre el objeto, en donde se concentró el fuego antiaéreo. Más de 1.400 disparos de artillería y ametralladoras antiaéreas se lanzaron contra el intruso, que se vio rodeado de una nuble de explosiones de artillería y disparos. Aún así, el objeto continuó su tranquilo y suave discurrir por el cielo californiano. La insólita escena sería fotografiada por reporteros del diario Los Angeles Times y publicada al día siguiente.


Defensas antiaéreas en Los Ángeles.
 

El objeto volante no identificado había entrado en Los Ángeles por la zona de Santa Mónica, al noroeste de la ciudad y se dirigió con un tranquilo barrido hasta Long Beach al sur, donde pareció desaparecer. Sin embargo, el objeto apareció de nuevo por Long Beach y volvió a hacer el mismo recorrido hasta Santa Mónica, desde donde se dirigió al mar, para desaparecer definitivamente. Por todo ese camino, las defensas antiaéreas trataron de derribar el aparato, sin éxito alguno.

En los días siguientes las explicaciones sobre el suceso fueron diversas. El secretario de marina, Frank Knox, aseguraba en una conferencia que se había tratado todo de una falsa alarma debido a la ansiedad y los nervios. Las explicaciones oficiales no eran suficientes para la prensa local, en cuyas páginas se hablaba de poca transparencia, o reticencias a abordar el tema por parte de los organismos oficiales. La palabra censura tampoco escapó al evento, como así lo recogió el diario Long Beach Independent, que especulaba con que se estaba utilizando alguna forma de censura para encubrir lo que de verdad podía haber sucedido. No obstante, el incidente costó la vida a 5 personas, de las cuales 3 fallecieron en accidentes de tráfico provocados indirectamente por las circunstancias de aquella madrugada y 2 a causa de infartos, que se relacionaron con los hechos.

Con el final de la guerra, los japoneses aseguraron que no habían efectuado ataque o incursión alguna sobre Los Ángeles, pero no fue hasta una época tan tardía como 1983, cuando la US Office of Air Force concluyó de manera oficial que todo había sido debido a un globo meterológico, y a los nervios causados por la situación bélica.