jueves, 23 de diciembre de 2021

Primero vinieron...

De vez en cuando está bien revisitar esta composición del religioso alemán Martin Niemöller. El personaje autor de esta especie de poema (recogido más abajo), fue un pastor luterano del siglo XX con un pasado bélico y un futuro pasado pacifista y, en principio totalmente diferente. Durante la Primera Guerra Mundial fue capitán de submarino, y posteriormente estuvo en tierra como soldado, ya finalizada la guerra.

Más tarde comenzó estudios de Teología en Münster. Una vez iniciada su actividad como pastor, apoyó primeramente las actividades antisemitas y anticomunistas del gobierno nacionalsocialista de la época, aunque luego cambió su postura cuando los nazis trataron de excluir de las iglesias protestantes a los feligreses con antepasados judios. Por su oposición al gobierno fue arrestado en 1937 y liberado un año después, solo para ser internado al poco tiempo en el campo de concentración de Sachsenhausen, donde permaneció hasta 1945.

Después de su liberación fue un prolífico activista del pacifismo y encabezó el sentimiento religioso alemán de culpabilidad ante la inactividad de la iglesia durante el nazismo.

El poema, en si, un resumen de un sermón de Niemöller en la Semana Santa de 1946, ha sido erróneamente atribuido a Bertold Brecht habitualmente. Nos puede gustar más o menos el personaje de Niemöller, podemos pensar que su pensamiento fue cambiante a lo largo del tiempo... pero el fragmento que resume aquel sermón es bueno para reflexionar. La misma reflexión es en si un arma poderosa, quizá una de las de más alcance. El poema en cuestión en una de sus versiones, dice así:



Primero vinieron por los comunistas

Y yo no hablé

Porque no era comunista

Luego vinieron por los socialdemócratas

Y yo no hablé

Porque yo no era socialdemócrata

Luego vinieron por los sindicalistas

Y yo no hablé

Porque no era sindicalista 

Luego vinieron por los judíos 

Y yo no hablé

Porque no era judío 

Luego vinieron por mí

Y entonces ya no quedaba nadie para hablar por mí