"Marzo de 1966. Doce soldados norteamericanos equipados con escafandras se mueven suavemente sobre la superficie de la Luna a bordo de un vehículo grúa especial, levantando a su paso, en ocasiones, tenues volutas del sustrato lunar. El vehículo, transporta el primero de los dos contenedores cilíndricos que han de ser instalados y que son cruciales para la operación. Uno de los individuos de la misión -aún altamente secreta para el gran público- lleva un mapa plastificado de la región del satélite en la que se encuentran, con unas indicaciones en rotulador permanente rojo, y con un gesto, indica al piloto que su objetivo se encuentra al dar la vuelta al siguiente cráter. Han llegado al lugar donde deben empezar a ensamblar las piezas del primer reactor nuclear de la base avanzada del ejército de Estados Unidos en la Luna."
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Concept art de la base lunar norteamericana, una vez en funcionamiento. |
Este podría ser un fragmento de una novela de ciencia ficción más o menos simple, pero lo cierto es que no estuvo muy lejos de ser un suceso real. Allá por finales de la década de 1950 y primeros años de la década posterior, las tres ramas de las fuerzas armadas de EEUU estaban estudiando la posibilidad real de instalar una base en la Luna. Y lo cierto es que llegaron a la conclusión de que la presencia militar norteamericana estable en la Luna era algo posible, aún con la precariedad de la tecnología que existía en un año tan temprano como 1958.
El año en cuestión 1958 no es algo aleatorio, si no que fue el año de fundación de la NASA, la agencia espacial estadounidense de carácter civil, pero sobre todo de la irrupción del Sputnik soviético en la órbita terrestre. Hasta entonces, habían sido los militares los que se habían encargado de los asuntos espaciales en EEUU. La presencia soviética en el espacio espoleó a Washington para la creación de la NASA a finales de ese año, un tanto en detrimento del programa espacial militar, que sin embargo nunca desapareció. La respuesta de los militares estadounidenses al Sputnik, no fue pensar en lanzar otro satélite, poner animales en órbita, humanos, o visitar la Luna. Directamente fue la de establecer una base permanente en el transcurso de un plazo inferior a una década.
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Portada del estudio del proyecto Horizon. |
El proyecto fue bautizado como "Proyecto Horizon" y recibió la calificación de "secreto". El proyecto se justificaba asegurando que se requería una base lunar para proteger los intereses norteamericanos en el satélite, entre otros avances técnicos, científicos e incluso militares en el espacio. Se establecía que la base debía ser autosuficiente -obviamente-, dotada del equipamiento necesario para su sostenibilidad, con una cifra de personal adecuada que oscilaría entre 10 y 20 miembros.
Se preveía que los primeros aterrizajes humanos en la Luna llegarían allá por la primavera de 1965, y que la base podría comenzar a funcionar en algún punto de 1966, ya con 12 soldados ocupando la base. Sucedería que como sabemos, el Apolo XI no llegaría a la Luna hasta 1969, así pues parece que los militares estaban siendo más que optimistas.
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Región lunar que se había estimado como conveniente para la ubicación de la base. |
El programa de instalación de la base debía comenzar en 1962, con la exploración de la superficie de la Luna y su entorno para encontrar el lugar idóneo para la ubicación de las construcciones. De ahí hasta 1964 comenzarían a enviarse desde la superficie de la Tierra misiones para el envío de 6 satélites artificiales que orbitarían la Luna, y otras misiones de apoyo. En 1965, los envíos de los materiales de construcción debían comenzar, hasta completar las 250 toneladas estimadas de elementos necesarios para la construcción de la base. En total, pensaban que serían necesarios unos 147 lanzamientos del Saturno A1, y otros futuros del Saturno A2 (versión mejorada del A1 que nunca llegó a usarse) para los vehículos tripulados.
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Vehículo de aterrizaje y despegue lunar planteado. |
Primeramente llegarían a la Luna 2 soldados, que de haberse cumplido los planes militares, habrían sido los primeros hombres en la Luna. Después, llegarían otros 9 más, que deberían llevar a cabo el ensamblaje de la base en un plazo máximo de entre 15 y 30 días. Entre tanto, estos hombres deberían vivir en el propio vehículo en el que habían aterrizado. Los módulos de la base se habían pensado como piezas con forma de cilindro, que debían tener condiciones similares a las de la Tierra en su interior, y que debían ser además cubiertos con al menos 1 metro de regolito lunar con la ayuda de uno de los vehículos especiales que se incluían en la misión -uno de construcción y otro de transporte-.
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Croquis del mapa de la base, una vez en funcionamiento. |
Este equipo avanzado debía instalar además, y muy importante, dos reactores nucleares que debían suministrar la energía de la base, directamente en la superficie lunar, enterrados en algún cráter. Otro de los elementos indispensables era evidentemente el agua y la comida. Para el agua planteaban aprovechar la condensación de la atmósfera lunar que fuera posible, y reciclar la orina de los habitantes de la base entre otras ideas. Para la comida, aunque estaba previsto enviar raciones precocinadas, también se estudiaba la posibilidad de cultivar algas, y otros elementos e incluso el envío de animales vivos a la base, como gallinas.
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Croquis de una sección de los módulos habitables. |
Los trajes espaciales parecían sacados de los destiltrajes de la saga de Dune, puesto que para ahorrar agua estaban diseñados para almacenar la orina y heces de los astronautas, para reciclar el agua.
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Detalle del estudio para los trajes lunares. Desconocemos la idea de los "patines de hielo" |
La defensa de la base tampoco se había olvidado. Puesto que los soviéticos podrían andar estudiando la misma idea, la base norteamericana estaría dotada de lanzacohetes con cabezas nucleares tácticas (conocidos como M28 - M29 Davy Crockett), y con minas antipersona Claymore, en versión espacial para agujerear los trajes espaciales del enemigo. Ciertamente, los soviéticos estudiaron años después la posibilidad de una base en la Luna dentro del proyecto Zvezda, pero también acabaron por abandonar la idea.
No parecía que los riesgos técnicos humanos o técnicos amedrentasen a los militares norteamericanos. Lo que si lo hizo, y seguramente fue lo que llevó al presidente Eisenhower a cancelar el proyecto eran los estratosféricos costes de la operación. Unos seis mil millones de dólares de la época -más o menos unos cincuenta y tres mil millones o más de 2025- era la inversión estimada para la puesta en marcha de la base lunar. Más luego claro, al rededor de setecientos millones de dólares de costes anuales de mantenimiento. En la época el presupuesto de defensa norteamericano rondaba los treinta y nueve mil millones de dólares (hoy asciende a más de trescientos mil millones). Aunque parezca asumible, la base lunar habría sido sin duda el gasto más importante de la partida de defensa norteamericana.
¿Veremos algún día al menos una nueva misión tripulada a la Luna?
Fuentes:
Secrets from the Black Vault, John Greenewald Jr.
https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/0094576588901944?via%3Dihub
https://www.defensemedianetwork.com/stories/an-army-base-on-the-moon/
https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB479/docs/EBB-Moon01_sm.pdf
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